Cuando uno se casa, decidir el destino de nuestra Luna de Miel es difícil. Queremos que sea un destino diferente, ideal, que nos marque en una nueva aventura. Y, dependiendo de los gustos de cada uno, elegiremos un sitio u otro. Muchos me preguntan si para una Luna de Miel exótica es mejor Bali o Tailandia.
Habría que saber vuestros gustos, pero para mí, Indonesia ofrece más atractivos que Tailandia, aunque ésta última es más turística y más fácil organizar un viaje por sus playas, templos y paisajes.
El viaje en Bali tiene que empezar necesariamente por Kuta, la capital turística de la isla indonesia. Pero, si después de descansar un día para reponeros del largo viaje podéis escapar lo antes posible de esta ciudad, huir inmediatamente. Kuta es un núcleo turístico lleno de hoteles, restaurantes y clubs que nada difieren de lo que uno tiene en casa. Sus playas, famosas por el atardecer, mágico eso sí, están llenas de basura que afean muchísimo el paisaje. Aunque si lo que buscas es una buena fiesta nocturna, éste es tu lugar.
En Kuta puedes alquilar una moto, un coche o una furgoneta turística con conductor para escaparos en un tour de 4-5 días alrededor de Bali. El tráfico es un caos, pero es una nueva aventura a vivir y, siendo prudente, bastante seguro.
Desde Kuta, a una hora y media de viaje pasando por la caótica Denpasar, la capital real de Bali, está Ubud, la capital cultural, una delicia de pueblo, tranquilo y totalmente alejado de la tumultuosa Kuta. Aquí puedes pasear tranquilamente deleitándote con sus impresionantes templos balineses, minuciosamente decorados y tallados donde el agua es un elemento fundamental en su composición. Y también puedes acercarte al Monkey Forest, una reserva de bosque donde los monos son los reyes, jugando y robando a todo aquel que se atreva a desafiarlos (cuidado con llevar gafas de sol u objetos brillantes si quieres regresar con ellos).
La primera noche de viaje la podéis hacer en Penelokan, al pie del volcán Batur, con vistas espectaculares del monte y el lago con el mismo nombre. Pero antes, es muy recomendable la visita al templo de Gunung Kawi, un precioso conjunto de templos religiosos entre espectaculares fuentes de agua. Si queréis subir al volcán Mont Batur, desde Kedisan hay excursiones de 4 horas a pié para ver el amanecer.
Desde Kedisan podéis subir a Kintamani para observar las espectaculares vistas del Mont Batur desde una altura de unos 1000 metros sobre el nivel del mar, con una bella panorámica del cráter abierto del volcán. Y desde aquí, continuar la zigzagueante carretera hasta el templo de Pura Besakih, un impresionante conjunto de 22 templos religiosos tallados al más mínimo detalle. Tienes que pagar entrada, cubrirte las rodillas con un pañuelo y te obligan a alquilar un guía local, aunque esto último no es necesario si puedes evitarlo. Tomaros tiempo en la visita, porque el espectacular conjunto arquitectónico y la tranquilidad del recinto hacen de esta visita una de las más espirituales.
Siguiendo la carretera hacia el norte, llegamos al pequeño y tranquilo pueblo de Tinta Gangga, ideal para descansar entre enormes campos de arroz. Las vistas de estos gigantescos arrozales plantados en forma de terrazas y de numerosos volcanes acompañan todo el camino hasta Amed, donde se encuentran las playas volcánicas de la isla. Teníamos la idea de que Bali era un paraíso de playas blancas paradisíacas, por eso el día está siendo una enorme sorpresa al descubrir los numerosos volcanes, los enormes arrozales y las playas de arenas negra que componen el paisaje de la isla indonesia. En Amed, el agua es limpia y cristalina, ideal para el snorkel y el buceo, ya que el coral no está lejos de la costa, alejada de la saturación turística y sólo acompañados de pescadores locales.
Amed puede ser el lugar ideal para hacer noche, con preciosos bungalows a pie de playa, muy tranquilos, y donde degustar pescado local (la barracuda fue un manjar).
Recorrer el norte de la isla desde Amed te permite descubrir un bello paisaje de atractivas playas volcánicas y preciosas bahías. A medida que bajamos hacia el este dirección sur, los arenales van siendo más blancos. Los pueblos de Jemeluk y Lipah son pequeñas aldeas que mantienen el encanto virgen de la auténtica Bali, de gente encantadora y amable. Los pescadores locales son los únicos habitantes de la zona, por lo que es habitual ver numerosas embarcaciones en preciosas bahías a la espera de faena. La carretera hasta Sanur es peligrosa, pero es aquí donde empezamos a descubrir la imagen turística de Bali, esa que teníamos de playas blancas paradisíacas. En Nusa Dua se encuentran los grandes hoteles de lujo, entre enormes medidas de seguridad. Será aquí donde acabar tu ruta y descansar unos días para deleitarte con el conocido lujo asiático: la servidumbre, masajes y comida balinesa harán de tu estancia algo que te querrás traer contigo.
Y si queréis continuar ruta y descubrir otras zonas como el Uluwatu Temple, no están lejos de esta zona y vale la pena el desplazamiento, sobre todo por el paisaje litoral.
Elegir entre Tailandia o Bali es difícil. Por qué Bali para mí? Ofrece un paisaje más variado y sorprendente, con inesperados volcanes y gigantescas terrazas de arroz y una gente más auténtica y amable que incluso supera a la tailandesa, que ya es decir.
Pero, si queréis saber más, tener más datos y más recomendaciones, ya sabéis dónde podéis contactarme.