Queenstown, la capital más remota del mundo

Bueno, tengo que reconocerlo, el titular no es del todo verdad, ya que Queenstown no es oficialmente la capital de New Zealand, pero sí está considerada como la capital de la isla sur del país, lo que la convierte en la capital oficiosa más remota del mundo. Una ciudad para no perderse que aquí te descubrimos.

Y es que Queenstown está muy lejos, pero es una de las joyas más bonitas de Nueva Zelanda. Ubicada a orillas del lago Wakatipu, hoy es uno de los destinos turísticos más visitados del país. Su atractivo: las espectaculares montañas que rodean la ciudad, servir como punto de entrada al Parque Nacional Fjorland o como destino para los deportes de aventura y de esquí en invierno.

Centro de la ciudad de Queenstown.
Centro de la ciudad de Queenstown.

El núcleo urbano de Queenstown está anclado en un valle entre montañas a orillas del lago. Las calles, de piedra adoquinada, se llenan con edificios de madera que mantienen el esplendor de la fiebre del oro. Pasear por la orilla del lago, donde llegamos a una playa, deja unas vistas impresionantes de los alrededores. Pero las vistas son más espectaculares si subimos a alguna de las montañas. Desde el centro tenemos acceso a un teleférico que nos sube hasta el Bob´s Peak, con una visión de los alrededores que nos dejarán boquiabiertos.

Vistas a orillas del lago Wakatipu.
Vistas a orillas del lago Wakatipu.

En lo alto hay un pequeño centro comercial con varios miradores que nos darán una preciosa panorámica de Queenstown, el lago y las montañas. También hay restaurantes, zonas de picnic, caminos de senderismo e, incluso, el Luge, una especie de trineo sobre ruedas que nos tira montaña abajo.

De vuelta al centro, al atardecer podemos subirnos a un barco de vapor con más de 100 años de antigüedad que recorre el lago Wakatipu. Sobre esta reliquia tenemos otra perspectiva diferente de las impactantes montañas que rodean la zona.

La bella Walter Peak High County Farm.
La bella Walter Peak High County Farm.

En este barco podemos llegar a Walter Peak High County Farm, una preciosa granja situada al otro lado del lago que mantiene el esplendor de la época colonial. El enclave es precioso, al pie de las montañas y rodeada de verdes praderas. Y la casa impresionante, una mansión de madera blanca conservada casi intacta durante siglos. La cena, unas delicias neozelandesas. Y de postre, una exhibición de ovejas, en la que vemos cómo los perros se ocupan de reunir a los animales desperdigados por las laderas montañosas para acabar con una demostración de afeitado de la lana sobre la oveja. Ten en cuenta que en New Zealand hay más de 12 millones de ovejas por sólo 4 millones de personas.

Vistas desde el Skyline de Queenstwon.
Vistas desde el Skyline de Queenstwon.

Pero la oficiosa capital de la isla sur ofrece muchas más alternativas. En invierno es el centro de esquí de todo el país, con numerosos turistas, tanto nacionales como internacionales, que vienen a esta localidad como único lugar donde poder practicar este deporte. Y en verano es la puerta de entrada a aquellos que quieren recorrer el Parque Nacional Fjorland en coche, una zona de impresionantes montañas, lagos cristalinos y espectaculares fiordos que se abren camino en el mar. El más conocido, el Milford Sound.

Panorámica del pueblo desde Bob's Peak.
Panorámica del pueblo desde Bob’s Peak.

Desde Queenstown también podemos recordar la época dorada de la fiebre del oro con una visita al pueblo de Arrowtown. Es un núcleo muy pequeño, fácil de recorrer, pero que resulta muy cautivador, con sus casas coloridas de madera que nos trasladan a la época del lejano oeste, o su poblado de buscadores de oro chino que vieron en esta fiebre su gran oportunidad. Si lo que os gusta son los vinos, hay numerosos viñedos en la zona, con varias bodegas que ofertan catas de vinos y una excursión para conocer las plantaciones.

Practicando Bungy Jumping.
Practicando Bungy Jumping.

Pero, si lo que buscáis es la aventura, Queenstown es famosa por ofrecer varias alternativas. Entre ellas, la más conocida es el Bungy Jumping, ya que fue aquí, en esta zona, donde se inventó. Cuando te decides a hacerlo, antes de saltar, lo único que se te pasa por la cabeza es preguntarte “¿a quién se le ocurriría atarse una cuerda a la cintura y saltar al vacío con un río debajo por primera vez?”.

Queenstown, no sé si la capital (oficiosa) más remota del mundo, pero lo que sí es seguro es que es una de las ciudades con más encanto y belleza que podemos visitar, no sólo en New Zealand, sino en todo el mundo.

Si queréis saber más sobre cómo llegar a la ciudad, donde alojarse u otro tipo de información, no dudéis en dejar vuestros comentarios o contactarme por email.

info@consejerosviajeros.com

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