La India es el séptimo país del mundo en cuanto a tamaño, pero el segundo en lo que a la población se refiere, con más de 1200 millones de habitantes. Sus ciudadanos hablan más de 21 lenguas oficiales, y se estima que hay más de 1600 dialectos. Hay unas 18 religiones principales, pero todavía siguen dividiendo a su gente en cinco estratos, el denominado sistema de castas.
La India es uno de los países más ricos en todos los aspectos y, sin duda, uno de los más sorprendentes. Visitar este enorme país llevaría meses, así que, para aprovechar nuestro viaje, tenemos que saber cuánto tiempo disponemos y qué queremos visitar.
En unas dos semanas, aproximadamente, podemos visitar el norte de la India, haciendo un recorrido clásico en forma de triángulo por New Delhi, Jaipur, Agra y Benarés. Sin embargo, si queremos salirnos de este recorrido tradicional, hay numerosas alternativas que podéis consultarme y, sin duda, os gratificarán.
Delhi es la capital del país, con numerosos atractivos como la asombrosa mezquita Jamma Masjid, la India Gate, uno de los símbolos de la ciudad, o el Raj Ghat, la tumba de Ghandi. No debemos perdernos sus mercados, abarrotados de gente y de sorprendentes productos, y la subida al minarete Qtub Minar. Hacer un recorrido por templos de diferentes religiones como el Birla o el Sikh, nos permitirán conocer sus tradiciones. Recomendable, también, la visita al Fuerte Rojo, para aprender algo más de la historia del país. Pero Nueva Delhi también ofrece una parte de ciudad moderna, como cualquier otra, por lo que si queremos profundizar en la India auténtica, lo mejor es dirigirse al desierto y a las pequeñas ciudades (si en India existen pequeñas ciudades).
Uno de los sitios más sorprendentes del norte de la India es Jaisalmer, conocida como la Ciudad Dorada, ya que sus edificios parecen construidos en arenilla amarilla que le dan un color dorado. El fuerte de la ciudad y sorprendentes templos de diferentes religiones hacen de la visita algo imprescindible. Pero Jaisalmer es también la ciudad de entrada al desierto que conecta con Pakistán. Un recorrido de dos días en camello permitirá al visitante descubrir el Festival del Desierto y todas las tradiciones de esta zona. Recomendable.
Y una vez fascinados con la cultura del desierto hindú, dirijámonos a Jaipur, la Ciudad Rosa, color de la hospitalidad en la India. De camino podemos para en Jodhpur si queremos descubrir otra ciudad de color, en este caso el Azul, por el tono en el que se pintan todas las casas de esta urbe. La vista panorámica desde el fuerte Mehrangarh merece la pena.
Jaipur es una ciudad con casas de tonos rosas y numerosos atractivos. Entre los más destacados, el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, con su asombrosa fachada de 953 ventanas entre la que circula el viento, de ahí el nombre. El Palacio del Maharajá y el Observatorio Jai Singh merecen igualmente una visita. Y también es recomendable la escapada a Amber, con una imagen espectacular desde el Fuerte.
Dedicado tiempo a perderse y deleitarse con las casas de Jaipur, nuestro próximo destino es Agra, donde encontramos una de las maravillas del mundo, el Taj Mahal. Aunque antes, vale la pena parar en Fathepur Sikri, una ciudad paralizada en el tiempo que sorprende al visitante conservando la magnífica arquitectura de antigua capital mogol.
Una visita a Agra es recomendable empezarla por el Fuerte Rojo, al permitirnos unas vistas espectaculares del Taj Mahal, para posteriormente deleitarnos con la belleza y la perfección de este templo, o más bien, tumba, en el que la luz del día le da diferentes matices de colores.
Observando el Taj Mahal nos podemos pasar un día entero, pero también vale la pena la visita al colosal mausoleo del Emperador Akbar, en Sikandra.
Desde Agra se nos abren múltiples alternativas, ya que bien podemos visitar históricos palacios en Gwalior o Orcha, o bien hacer algo diferente y desplazarnos hasta Khajuraho para ver el sorprendente templo del Kamasutra. O, simplemente, vivir una auténtica experiencia local tomando el tren nocturno a Benarés, Varanassi en hindú, para mí, la ciudad más sorprendente de la India.
Benarés es la más sagrada de las siete ciudades sagradas del hinduismo, situada a orillas del Ganges. Conocida como la ciudad de las mil escalinatas, es centro de peregrinación de numerosos devotos que acuden a recibir el baño purificador o a ser incinerado en el Burning Place y ser tirado al Ganges. La visita a esta ciudad supone un choque de culturas a la par que espiritual. Hacer un paseo al amanecer en barca por el Ganges, asistir a uno de los rituales de purificación o ver una incineración sagrada, dejará en el visitante la huella más profunda de su visita a la India.
Desde Benarés, sólo nos queda tomar el vuelo de regreso a Delhi con tiempo para asimilar esta magnífica experiencia, o bien continuar ruta a Calcuta y seguir descubriendo la fascinante India.
¿Quieres saber más sobre este viaje a este fascinante país o conocer nuevas etapas en tu aventura por la India? Contáctame.