En un radio de 300 kilómetros desde Reykjavik podemos disfrutar del Círculo de Oro, un regalo de la naturaleza para impresionarnos con la cascada dorada de Gullfoss, fascinarnos con el valle tectónico de Thingvellir y maravillarnos con los geiseres volcánicos de Strokkur y Geysir.
Si viajas a Islandia, tu puerta de entrada suele ser Reykjavik. Y tu primera ruta, el Círculo de Oro. Un recorrido de 300 kilómetros con origen y final en la capital islandesa.
Las tres paradas principales de la ruta son Thingvellir, Gullfoss y el valle de Haukadalur, con gran actividad geotermal y donde se encuentran los géiseres Geysir y Strokkur. Pero también se suele incluir en esta ruta el cráter volcánico Kerio, el curioso pueblo-invernadero de Hveragerði, la iglesia Skálholt y la planta de energía geotérmica Nesjavellir. O la Blue Lagoon, en las cercanías de Reykjavik.
Thingvellir es un parque nacional con especial importancia histórica y una belleza natural deslumbrante. Su relevancia histórica radica en que aquí nació el primer Parlamento de Islandia como sede de reunión para asambleas de colonos. Y aquí se proclamó la independencia del país en 1944.
Pero, además, Thingvellir tiene unas características tectónicas y volcánicas únicas. Las fallas continentales de Europa y América se encuentran aquí. Y se ven claramente en el enorme cañón que se forma en Almannagiá, de casi 8000 metros de largo y 40 de profundidad. O en Hrafnagiá, de 11 kilómetros de longitud y 30 metros de altitud.
Hoy Thingvellir es visita obligatoria en el Círculo de Oro, con parajes vírgenes de espectacular belleza. Rincones como el Drekkingarhylur (la piscina de ahogamientos) en el cauce del río Öxará, que atraviesa el parque, o Nikulásargjá, conocida como «Peningagjá» (el cañón de los peniques), ya que su fondo está repleto de monedas, nos enamorarán. La leyenda dice, como en tantas otras fuentes y ríos en el mundo, que al lanzar una moneda y pedir un deseo, si se ve la moneda al tocar el fondo, el deseo se hará realidad.
La cascada dorada, o Gullfoss, es otra parada obligatoria en este recorrido. Se encuentra en el amplio cauce del río Hvítá y cae bruscamente en tres escalones curvados. Llega a alcanzar una altura de 32 metros y una anchura de 20. Y en toda su magnitud tiene 2,5 kilómetros de largo.
Resulta ser un destino mágico, de increíble belleza. Un lugar protegido para evitar especulaciones en la generación de electricidad. Suele ser la segunda parada del Círculo de Oro.
El valle de Haukadalur es la tercera. Es famoso porque aquí encontramos los espectaculares géiseres volcánicos de Strokkur y Geysir. Este último, conocido como el Gran Geysir, puede lanzar aguas termales hirviendo a 80 metros de altura. Aunque entre el 17 y el 20 de junio del 2000, durante un terremoto, Geysir llegó a alcanzar los 122 metros durante 2 días y es considerado el géiser más alto en la actividad, incluso provisional.
Sin embargo, la mayor atracción turística hoy en día es el Strokkur, otro géiser que arroja aguas cada cinco minutos a una altura media de 20 metros, aunque ha alcanzado los 40.
En el valle de Haukadalur, parada del Círculo de Oro, puedes disfrutar de otros atractivos geotérmicos como las piscinas de lodo, fumarolas y depósitos de algas.
Y ya dependiendo de tus intereses puedes añadir otras paradas adicionales. El cráter volcánico Kerio resulta muy interesante. Pero el curioso pueblo-invernadero de Hveragerði es fascinante. O la planta de energía geotérmica Nesjavellir, una maravilla artifical. Y, para relajarse, un baño en la Blue Lagoon, en cualquier época del año, puede suponer el final perfecto al Círculo de Oro.
Si tienes dudas sobre Islandia, el Círculo de Oro o cualquier otra pregunta que te haya surgido, puedes contactarnos por email a info@consejerosviajeros.com o dejar tus comentarios a continuación.