Famosas por ser un destino habitual de viaje de novios, las islas Mauricio son una explosión natural de colores con impresionantes playas y una exuberante naturaleza. ¿Qué te espera?
Ubicada en el Océano Índico, las islas de Mauricio y Rodrigues componen un archipiélago de increíble belleza. Sus fabulosas playas, su sorprendente naturaleza y su pasado colonial con herencia holandesa, francesa y británica asombran al visitante.
Mauricio no es un destino barato. Suele ser elegido como viaje de novios. Y es que sus playas recompensan el largo vuelo. Los arenales se extienden durante kilómetros adornados por palmeras que contrastan con sus aguas cristalinas y una arena blanquecina. Pero Mauricio no es un destino sólo de playa.
Empezamos nuestro viaje por la isla en la capital, Port Louis. Aún es posible ver edificios de la época colonial holandesa en su centro histórico, que vale la pena recorrer. Cuenta con un mercado muy colorido, el Central Market, y el hipódromo más antiguo del Hemisferio Sur, el Champ de Mars. Y poco más se puede hacer en la capital, salvo recorrer su agitado Paseo Marítimo, el Caudan Waterfront.
Al Norte de Mauricio se encuentra el primer destino turístico de la isla, Grand Bay. Es famosa por sus paradisíacas playas y su vida nocturna. Además, la pintoresca villa de Cap Malheureux esconde la histórica Iglesia del Tejado Rojo, como se conoce. Y en Triolet nos sorprende el templo Hindú más grande del país, Maheswarnath Mandir.
Y si continuamos nuestro viaje por Mauricio hacia el Este encontramos una de las costas más bellas de la isla. Numerosos hoteles de lujo se levantan en esta zona con fantásticas playas como Roches Noires o lagunas como Poste Lafayette. Y es que las aguas de color esmeralda fascinan a sus huéspedes. Además, la infinita playa de Belle Mare te cautiva.
No te pierdas Ile aux Cerfs, un paraíso para los deportes acuáticos, con playas paradisíacas y una granja de tortugas gigantescas. Y si quieres experimentar la vida local, dirígete al Mercado de Flacq, con puestos locales de verduras, frutas y hortalizas. Un lugar colorido, bullicioso y costumbrista donde puedes comprar artesanía o auténtica ropa de marca falsa a precios muy asequibles.
Por esta misma costa, hacia el sur, el Sureste de Mauricio tiene los paisajes más salvajes y quizá los más bellos. Playas de arena fina, espectaculares acantilados, campos de caña de azúcar y abruptas montañas componen un sorprendente paisaje. Mahebourg es una villa de pescadores que ofrece fantásticas vistas de Lion Mountain y Grand Port Mountain Range desde Pointe Canon. Y desde aquí podemos llegar a una de las playas más bonitas de toda la isla, Blue Bay. Su fina arena, sus aguas cristalinas y su cercano coral la hacen ideal para el snorkel.
Al Sur de Mauricio encontramos los acantilados de Gris-Gris. Y si nos desviamos un poco hacia el interior desde Souillac llegamos a las Cascadas de Rochester, que valen la pena ser visitadas. En el camino atravesamos inmensos campos de caña de azúcar.
La costa Sur de Mauricio es famosa por el surf. Y para recorrerla seguimos la Carretera de la Bahía del Cabo, una ruta con impresionantes vistas. Aquí encontramos la curiosa curva de Macondé. Podemos subir hasta lo alto de la roca, que ofrece una postal de impresión.
Al Suroeste de Mauricio nos encontramos uno de los iconos de la isla, Le Morne, una montaña de difícil acceso y símbolo de la historia de muchos esclavos. Su famoso One Eye es lugar de peregrinación para surfistas. Y desde aquí llegamos a Chamarel, donde encontramos la cascada más bonita y fotografiada de la isla, a la que sólo te puedes asomar desde un mirador. Y también es hogar de “La Tierra de los Siete Colores”, una pequeña zona sin vegetación en la que los procesos volcánicos colorearon la tierra con una gama de ocres, amarillos y almagres. Realmente, el nombre vende más de lo que realmente es.
La Costa Oeste es famosa por el kitesurf, el windsurf y el surf, sobre todo en Le Morne, como ya dijimos. Pero además aquí encontramos el Parque Nacional de las Gargantas del Río Negro, el último resto verde de lo que una vez cubrió toda la isla. Es ideal para caminatas en plena naturaleza, pasando por mesetas y gargantas, eso sí, acompañado de un guía local. En esta misma costa nos encontramos las salinas de Tamarín. Un lugar único que vale la pena una visita rápida. Y la villa de Flic en Flac es ideal para relajarse en la playa o mezclarse con la gente local.
Y si queremos explorar el interior de Mauricio para alejarnos de las playas, nos podemos adentrar en una meseta a unos 600 metros de altura. Numerosos pueblos poco visitados ocupan esta región, dominada por bosques, lagos y gigantescas plantaciones. En Curepipe podemos subir a Trou aux Cerfs, un volcán dormido con fantásticas vistas de toda la meseta.
Y una de las sorpresas de Mauricio son los templos del Grand Bassin, uno de los lugares más interesantes de la isla. En torno a un lago formado en el fondo de un viejo cráter volcánico aparece una gran estatua de Shiva y varios templos a los que los fieles hindúes acuden para hacer sus ofrendas con sus elegantes y coloridos saris y trajes, metidos en el agua hasta las rodillas. Una exaltación de colores. A finales de febrero-principios de marzo se celebra aquí el Maha Shivatree, una gran peregrinación religiosa que reúne a más de medio millón de fieles de todo el Índico.
En nuestra visita a Mauricio no debemos perdernos la “Ruta del Té”, que nos lleva por esta Meseta interior hasta una fábrica de ron o incluso la posibilidad de hacer un trekking hasta las “Siete Cataratas”.
Y si queremos poner la guinda a nuestro viaje a Mauricio, podemos ir a Rodrigues, una isla única rodeada de una laguna azul cristalina que enamora. La explosión de colores naturales nos maravilla.
Si quieres más información sobre las islas Mauricio o cualquier duda que te haya quedado, puedes escribirnos a info@consejerosviajeros.com o dejar tus comentarios a continuación.