Varanasi es un lugar mágico, enigmático. Un lugar sagrado para el hinduismo. El fuego. El baño. La purificación. El Ganges. Recorremos las calles de esta ciudad de la India.
Situada entre Nueva Delhi y Calcuta, Varanasi, o Benarés, es una ciudad sagrada para el hinduismo, la principal religión de la India. El río Ganges baña sus orillas. Y hasta aquí peregrinan millones de personas, en vida o en muerte.
Las calles de Varanasi son como las de cualquier otra ciudad de la India. Saturadas de personas, motos, rickshaws, coches, animales o cualquier cosa que se mueva. Pero el colorido es único. Numerosas tiendas de todo tipo se amontonan en los bajos. Los carteles son llamativos. Resulta una aventura adentrarse en este laberinto. Pero la experiencia es única.
A orillas de la ciudad de Varanasi encontramos el río Ganges. Río sagrado para el hinduismo. Las creencias dicen que sus aguas son purificadoras. Por eso acuden millones de personas en peregrinación. Hay quien lo hace en vida para bañarse en sus aguas y purificarse. Y hay quien es traído una vez muerto por sus familiares para ser entregado al río.
Según el hinduismo, sólo hay cuatro seres que no necesitan ser purificados en el Ganges: los niños, todavía no pervertidos; los sacerdotes, sagrados y purificados; las mujeres embarazadas, que portan el niño puro en su interior; y los animales. El resto de personas deben de ser purificadas al menos una vez en la vida con un baño en el Ganges.
Lo más chocante es vivir la experiencia de la quema de los muertos. Por las calles de Varanasi te puedes cruzar con cortejos fúnebres traídos desde miles de kilómetros de distancia. Los muertos son llevados a hombros de los familiares en una camilla de madera y tapados con telas tradicionales. Puedes ver el cadáver. Los familiares tienen que comprar la madera para la quema. Y el mayor de los hijos es el encargado de iniciar el fuego. Durante la quema, no se puede llorar. Rompe la purificación. Las mujeres a un lado y los hombres al otro.
Después de la quema, las cenizas son tiradas al Ganges. Los descendientes se cortan el pelo y se bañan en el río para purificarse con sus mayores. Es toda una experiencia vivir la ceremonia. Llegar en barca, acercarse al “burning place”, al lugar de la quema, empezar a ver humo y fuego. Chocante. Todo muy solemne. Enigmático.
Varanasi es una ciudad sagrada. Por eso hay numerosas ceremonias tanto de día como de noche. Al igual que el baño sagrado en el Ganges, que se tiene que hacer al amanecer o al atardecer. Todos los creyentes presentes a esas horas en el Ganges se bañan con sus ropas. Se purifica todo. Y todo forma parte de un ritual, una ceremonia. Vivirla es algo mágico.
Dejamos Varanasi impresionados por el aurea mágica que se respira. Por sus lugares enigmáticos. Por sus ceremonias y rituales. Es algo único. Y ahora que la recordamos nos olvidamos de que la ciudad en sí misma también tienen gran atractivo, con calles animadas de gente y edificios coloniales y tradicionales.
Varanasi, un lugar sagrado para el hinduismo. Enigmático para el visitante.
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