Famosa por sus famosos, pero sobre todo por sus espectaculares paisajes naturales, la isla de Capri es una postal que nunca se acaba, una joya frente al caos de Nápoles.
Y es que para llegar a Capri, situada en el Golfo de Nápoles, hay que pasar por la ciudad napolitana, a los pies del Vesubio. O bien por Sorrento, puerta de entrada a la preciosa Costa Amalfitana. Desde ambos puertos salen ferris que llegan a Capri en 45 minutos.
Con poco más de 10 kilómetros cuadrados (17 de perímetro) y 7000 habitantes, Capri es uno de los destinos más visitados de Italia. Y su célebre fama le precede desde la época romana.
Entre los atractivos de esta isla no nos perderemos el acogedor centro histórico de Capri, la pequeña Anacapri, las espectaculares vistas desde el Monte Solaro, los imponentes Faraglioni y la sorprendente Grota Azzurra.
Marina Grande será el primer punto que pisemos al llegar a Capri. El puerto principal. Al lado, la Marina Piccola. Desde aquí, podemos tomar un funicular al pueblo de Capri. O movernos en minibuses o taxis. Pero también podemos embarcarnos en un precioso tour en bote alrededor de la isla.
Si optas por esta excursión, de unas dos horas de duración, antes asegúrate del estado de la mar. Uno de los grandes atractivos de este tour en barco es poder descubrir la fabulosa Grotta Azzurra, y depende de las mareas, ya que la entrada sólo mide un metro de alto. Pero entrar en esta cueva marina de 25 metros de ancho y 60 de profundidad es algo mágico. El agua es de un azul tan vivo e intenso que parece pintado.
Lo que sí veremos en esta excursión en barco son unas imponentes rocas de formas peculiares que sobresalen del mar. Los famosos Faraglioni. Y también disfrutaremos de un paisaje costero lleno de ensenadas, bahías, grutas y recónditas calas donde los colores azules y verdosos juegan con la luz
Pero si somos más de caminar en tierra, Capri tiene dos destinos imprescindibles. El primero es el centro histórico del pueblo que da nombre a la isla. Y al que podemos llegar bien en funicular o bien en minibús, o taxi, desde el puerto.
Una vez en el precioso y chic pueblo de Capri, el centro histórico se nos abre ante nuestros ojos. Resulta cautivador encontrarse la famosa Piazza Umberto I, conocida como La Piazzetta, con su Torrel del Reloj, la Iglesia de San Stefano y numerosos restaurantes y boutiques exclusivas. Y perderse por sus callejuelas que nos llevan por Via Vittorio Emanuelle, la Via Croce y Camelle.
Desde el centro de Capri se pueden hacer caminatas hasta sitios muy bonitos de la isla, como los Giardini di Augusto. Desde aquí puedes admirar una espectacular panorámica del acantilado y los Faraglioni. Y en caída, la Via Krupp, una antigua calzada romana que zigzaguea ladera abajo.
Y una vez enamorados de Capri, nos vamos a Anacapri, conectados por bus. O taxi. La principal razón para venir a Anacapri es para tomar el telesilla que, durante 12 minutos en los que parecerás que estás volando, te lleve hasta el punto más alto de la isla, el Monte Solaro, a 600 metros. Desde aquí tendrás unas vistas absolutamente impresionantes de tierra, mar y aire, con los fascinantes Faraglioni y un mar azul intenso.
Pero también podrás visitar Villa San Michele (la histórica casa de Axel Munthe), la Casa Rossa y las coquetas Iglesias de San Miguel y Santa Sofía.
Y si te gusta caminar en lo salvaje, desde el centro de Anacapri puedes llegar a Punta Carena, un balneario sobre el mar abierto donde se encuentra el histórico Faro, el más grande de Italia después del de Génova. Y desde Punta Carena es posible llegar a la Gruta Azul por el Camino de Fortini a través de paisajes naturales vírgenes. En el trayecto puedes ver yacimientos arqueológicos como el de Villa Damecuta.
Capri es un destino que no defrauda. Que enamora. Pero que puede estar muy saturado en los meses de verano, los de mayor afluencia. Pero es un destino ideal para escaparse un día o dos de tu ruta por Italia.
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