China, Japón, Corea del Sur y Taiwán. Cuatro países en un crucero asiático. Cuatro destinos fascinantes llenos de cultura, tradición y paisajes únicos.
Para este crucero asiático es necesario disponer de al menos dos semanas. Partiendo de Shanghái, en China, y finalizando en Yokohama, Japón, o viceversa, podemos hacer ocho escalas diferentes, alternando días de navegación para descansar a bordo.
Shanghái es la capital financiera de China. Una ciudad artificial construida en los últimos años. Sus enormes rascacielos, concentrados en el distrito financiero del Pudong, impactan. Justo enfrente tenemos el Bund. Y es en esta zona del malecón donde se encuentran algunos de los edificios históricos más emblemáticos de Shanghái. Algunos son de la época colonial europea.
Pero en Shanghái tampoco os podéis perder el Templo ciudad de Dios, el núcleo de la antigua ciudad. Este complejo se compone del templo y de barrios comerciales tradicionales. Toda una aventura adentrarse en ellos.
Lo normal es viajar un par de días antes de comenzar nuestro crucero asiático para visitar Shanghái. Después, zarpamos. Comenzamos la travesía. Próxima escala, Keelung, en Taiwán. La mayoría de pasajeros en esta escala visita Taipéi, la capital. Fascinados se quedan con el edificio Taipéi 101. Pero yo prefiero la naturaleza, por lo que aconsejaría como visita el parque geológico de Yehliu. Y es que las formaciones rocosas son asombrosas. De formas y colores diferentes. Moldeadas por el mar.
Y de Taiwán saltamos a Corea del Sur. Un día de navegación en el camino para descansar y disfrutar de las excelencias del barco. Siempre digo que este es una de las grandes ventajas de hacer un crucero: disfrutar de unas instalaciones y un servicio de lujo al mismo tiempo que viajas.
La primera escala en Corea suele ser la isla de Jeju. El principal atractivo de este puerto es la naturaleza. La montaña sagrada de Seongsan es la visita típica. Subir a la cima y disfrutar de sus vistas vale la pena. Pero también el acercarse a extrañas estatuas que representan dioses coreanos. Todo un impacto cultural y tradicional.
Otra escala de nuestro crucero asiático en Corea es Busan, al sur del país. Es un puerto curioso, ya que combina gigantescos rascacielos financieros con mercados tradicionales y una salvaje costa con templos religiosos en ella. Tienes tiempo para hacer todo en un día. Incluso para subirte a la Torre Busan y ver la ciudad desde lo alto. O degustar manjares locales.
Últimamente hay cruceros que añaden una escala en Inchon, para visitar la capital de Corea, Seúl. Si os llama la atención adentraros en junglas de cemento, resulta interesante, pero ya llegaréis a Tokio para ello.
Y desde Corea llegamos a la escala estrella de este crucero asiático: Pekín. El puerto de escala es Tianjin, a 3 horas de la capital china. Por eso, la mayoría de cruceros hacen escalas de tres días y dos noches. Muchas excursiones hacen noche en Pekín para evitar seis horas de carretera en el mismo día. Y es muy recomendable. Normalmente destinas un día a visitar el centro de Pekín. La Ciudad Prohibida, la Plaza de Tiananmén o el Templo del Cielo son visitas imprescindibles. La cena, a base de pato pekinés, como no. Al día siguiente, visita a la Gran Muralla China. Impactante. Las vistas desde algunos puntos son impresionantes.
Y si estáis un tercer día, este normalmente se dedica a ver la Ciudad Olímpica. El estadio conocido como El Nido o el centro acuático de El Cubo resultan curiosos de ver. Además, tenéis tiempo para adentraros en los Hutongs. Estos son callejones antiguos de la zona más vieja de la ciudad. Muy estrechos. A veces sólo cabe un peatón, o una bici. La experiencia es única. Miles de personas viven en este laberinto de Hutongs, por lo que es la mejor manera de conocer la auténtica vida pekinesa.
Después de tres días en Pekín, bien merecido es un descanso antes de llegar a Japón. Uno de los países más interesantes para mí. Dependiendo del crucero asiático que realicéis, las escalas en Japón varían. Las tradicionales son Nagasaki, Kobe y Yokohama, el puerto de entrada a Tokio. Hay barcos que pueden añadir Sapporo, al norte de la isla.
El interés de Nagasaki gira en torno a la bomba atómica. Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad, junto con Hiroshima, recibió bombardeos atómicos. Estremecedores memoriales y un parque por la paz se encuentran en la ciudad.
Kobe, aparte de ser famosa por su buey, que produce la carne más cara del mundo, dicen, es una escala idónea en nuestro crucero asiático para visitar Kioto. Y aquí destaca el Templo del Oro. Ubicado en un parque de la ciudad, su visión es realmente asombrosa. Tiene dos plantas recubiertas en hojas de oro puro.
Y además, en Kobe los cruceros hacen noche en puerto. Para la cena es posible acudir a un espectáculo tradicional japonés y ver las geishas o maikos. Estas son las encargadas de entretener a importantes personalidades de negocios, para lo cual cantan, bailan o incluso hacen trucos de magia. Muy interesante sumergirse en estas tradiciones.
Por último, llegamos a Yokohama, puerto de entrada a Tokio. Situado a 45 minutos del centro, lo ideal es quedarnos un par de días más en la capital japonesa después del crucero. Hay mucho que ver y experimentar. Sus mágicos templos, sus jardines, sus mercados y sus agitadas calles y centro financiero merecen ser experimentados con calma.
Y así finalizamos nuestro crucero asiático. Si queréis más información sobre los puertos de escala, los destinos, las excursiones en cada lugar o cualquier otra duda, podéis dejar vuestros comentarios o contactarnos por email a info@consejerosviajeros.com
Y gracias por difundir y compartir.
Donde reservaste el crucero?
Muy interesante tú blog.
Hola, Maria:
Gracias por escribirnos. Trabajo a bordo de cruceros, así que los experimento directamente sin necesidad de hacer reserva, jeje…
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Saludos,