Viajamos a Perú, y nos soprende con una maravilla tras otra. Este país, conocido por el Machu Picchu y el Lago Titicaca, esconde otros atractivos que no podemos perdernos. Nazca, el Cañón del Colca o las islas de los Uros nos esperan.
Cuando viajamos a Perú tenemos en mente un destino: Machu Picchu. Y la ciudad sagrada de los Incas no defrauda. Es un lugar mágico. Las sensaciones al visitarla son únicas. Y más si llegamos después de haber realizado el Camino del Inca, una travesía de 4 días a pié. Una experiencia fantástica.
Pero hay otras opciones más tranquilas para llegar a Machu Picchu, todas desde Cuzco. Esta ciudad es muy acogedora. Y eso a pesar de ser núcleo de turistas que llegan con la intención de subir a la ciudadela. Además, alrededor de Cuzco hay otras muchas ruinas Incas, algunas más impactantes que la de Machu Picchu. Bueno, más impactantes si nos referimos a las ruinas en sí mismas, porque las vistas desde lo alto del Machu Picchu son casi insuperables.
El Valle Sagrado de los Incas, muy cerca de Cuzco, debe de ser visitado. En esta zona no podemos perdernos las ruinas de Pisac, Ollantaytambo y Urubamba, como digo, restos arqueológicos más impactantes que los del Machu Picchu. Además, descubrir los pueblos de Yucay y Calca nos acercan a la auténtia Perú.
Dejando Cuzco y dirigiéndonos al sur, llegamos a Puno, a orillas del Lago Titicaca. Se trata del lago navegable más alto del mundo. Sus paisajes son maravillosos. Y está todavía habitado por los Uros. De lo mejor de esta ruta es conocer las islas de los Uros. Construidas con juncos, son islas flotantes sobre el lago que acogen casas, templos y escuelas. Conocer los hábitos y costumbres de esta comunidad, de las más antiguas de Perú, te maravillará.
El Lago Titicaca hace frontera con Bolivia, pero no entraremos en este país. Lo dejaremos para otro viaje. Nos desplazamos hacia el Pacífico. Y llegamos a Arequipa. Conocida como la ciudad blanca, su centro histórico nos cautiva con sus casas blancas en estilo colonial. Fascinante. Vale la pena delitarse con un paseo por esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Igual que vale la pena hacer una excursión al Cañón del Colca, el más profundo del mundo. Eso sí, estar preparados para subir y bajar más de 3000 metros con 1000 metros de desnivel. No hacer como yo, que me creía joven y preparado y veía pasar «abuelitos» locales con sus mulas como si fueran en moto. Aún así, la recompensa del paisaje y las vistas es única. Si queréis, podéis hacer noche en un oasis en el Valle del Colca, en plena naturaleza. Despertarse en este paraje es impagable.
Dirección norte, camino a Lima, para en Nazca. La ciudad no tiene gran atractivo, pero las líneas de Nazca cautivan tu interés. Estos dibujos en las arenas del desierto provocan un mundo lleno de misterio y misticismo. No resulta caro reservar plaza en una avioneta que sobrevuela la zona y te enseña estas gigantescas y perfectas figuras desde el aire. La pregunta sigue ahí. ¿Quién las hizo? ¿Y cómo?
Y como ya llevamos unos días de viaje, pues paramos en un Oasis. La Laguna de Huacachina. Ahora es muy conocida, pero hace unos años nadie sabía de ella. La conocí por casualidad, gracias a unos viajeros que me la recomendaron. Y fue de las mejores experiencias de mi viaje en Perú. Es un lugar mágico, fascinante. Un pequeño pueblo rodeado de gigantescas dunas de arena con una laguna en medio. No hay mucho que hacer, salvo disfrutar del paisaje, hacer sandboarding y maravillarse con la puesta de sol. Aún así, yo siempre recomiendo pararse y relajarse.
Y llegamos a la capital de Perú, Lima. Una ciudad muy colorida, agitada. Puede resultar algo peligrosa, pero como todas, con precaución, tiene su atractivo. La Plaza de España es sorprendente, rodeada de históricos edificios coloniales y casas coloridas. Es, además, la capital gastronómica del país, así que disfruta de manjares sorprendentes. Y además, puedes disfrutar de un baño en el Oceáno Pacífico en la residencial y lujosa zona de Miraflores.
Y desde Lima, tenemos dos opciones para continuar nuestro viaje. O bien nos adentramos en el Amazonas, o bien continuamos por la costa hacia el norte y nos detenemos en Trujillo. Esta ciudad es cautivadora. Una de las urbes más grandes del mundo construida en barro. Conocida como la Ciudad de la eterna primavera, el centro histórico está amurallado y conserva viejas casonas, templos y edificios de la época colonial. Su visita resulta única.
Pero si decidimos adentrarnos en el Amazonas, esta incursión es fascinante. Eso sí, ir preparados para gigantescos mosquitos. Y una fauna y una flora sorprendente. La puerta de entrada al Amazonas peruano es Iquitos. En pleno corazón amazónico, esta ciudad sólo es accesible por vía aérea o fluvial. No hay carreteras. Desde Iquitos podemos realizar cruceros por el río Amazonas o aventurarnos en aldeas nativas sorprendentes. Hagamos lo que hagamos, es recomendable ir aconsejados por un guía local y disponer de tiempo para disfrutarlo.
Hay otras muchas maravillas de Perú que podríamos mencionar en este artículo. O escribir muchos otros. Pero creemos que estos sitios son imprescindibles en tu viaje por Perú.
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