Es una de las ciudades con más encanto de Portugal. Coqueta, económica y con grandes sorpresas ocultas. Oporto supone una escapa perfecta para unos días festivos.
Y es que los rincones de Oporto enamoran a quien visita esta cautivadora ciudad de Portugal. Además de conquistarnos con su gastronomía local, un auténtico placer.
Oporto es una sorpresa de variopintas plazas, enrevesadas calles y enormes cuestas. Pero son los bulevares en torno al río Duero los que nos acaban enamorando. Y claro, un paseo en barco por el río es una opción muy recomendable para ver los puentes que cruzan la ciudad.
Pero es que además de rincones variopintos, Oporto se descubre como una sorpresa gastronómica. Y visitar sus bodegas de la ribera del Duero y probar alguno de sus vinos dulces es un placer único.
Además, Oporto resulta económico. Podemos disfrutar de actividades tan simples como cruzar sus puentes, pasear por La Ribeira y conocer sus grandes atractivos sin grandes dispendios. Y obteniendo a cambio enormes placeres visuales.
Un recorrido ideal por la ciudad puede comenzar en la Avenida de los Aliados, en pleno centro de Oporto. Aquí, el Ayuntamiento, de mármol, nos llama la atención. Caminando por la avenida llegamos hasta la Plaza de la Libertad, la plaza más importante de Oporto. En su centro está una estatua ecuestre del Rey Pedro IV. La estación de trenes de San Bento es una de las joyas que hay que visitar. Su entrada, con más de 30.000 azulejos, cuenta la historia de Portugal.
Caminando por la rúa Alfándenga, una de las vías más vistosas de la localidad, llegamos a la Ribera del Duero. Aquí abundan los restaurantes y los bares donde degustar un buen bacalao, el plato típico portugués. Pero sin olvidarnos del conocidísimo vino de Oporto.
Uno de los sitios imprescindibles de la ciudad es el Mercado de Bolhao. En un ambiente de gran encanto y nostalgia, multitud de vendedores exponen sus frutas y verduras. Parece un salto al pasado.
Y entre las actividades que no podemos perdernos es una visita a los numerosos puentes de Oporto al atardecer. La mejor manera de hacerlo es en rabelo, una embarcación típica portuguesa que recorre el río admirando las luces de los puentes, casas tradicionales y edificios emblemáticos de la orilla.
Y cruzando el Duero llegamos a Vila Nova de Gaia. Aunque es otra ciudad, se confunde como un barrio de Oporto. Aquí podemos descubrir las afamadas bodegas de la localidad y los almacenes de los comerciantes. Igual de pintoresca que su vecina, no dejes de degustar el vino local, el vino de oporto.
Volviendo a Oporto, La Ribeira es uno de los lugares donde pasaremos más tiempo. El encanto de esta zona es único. Los colores de las casas y la decoración de sus fachadas nos cautivan. Y cuando estas se reflejan en el agua, la ilusión se convierte en espectáculo.
La Ribeira es un sitio imprescindible para conocer el centro histórico de Oporto. Aquí podemos comer y cenar bien y barato. Platos típicos tradicionales y locales. Y luego relajarnos con un paseo al atardecer. Además, las vistas del Puente de Luis I y las bodegas iluminadas de Vila Nova de Gaia nos dejan una postal preciosa.
Y antes de dejar Oporto, podemos completar la ruta con una visita a la Torre de Los Clérigos y la pintoresca Librería Lello, justo a su lado.
Dejamos así Oporto, una ciudad con un centro histórico cautivador, de calles estrechas y empinadas que nos llevan a miradores con sorprendentes vistas. Y una Ribeira, la del Duero, donde el colorido de las casas nos cautiva y las bodegas de vinos nos conquistan al otro lado.
Y comer, beber y dormir resulta económico en Oporto.
Si quieres saber más de esta preciosa ciudad o tienes cualquier duda que te haya surgido en este artículo, puedes escribirnos a info@consejerosviajeros.com o dejar tus comentarios a continuación.
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